El cofundador de FTX, Sam Bankman-Fried, enfrenta cargos de fraude por presunto robo de fondos de clientes. Su defensa alega que no sabía de las actividades ilegales. Testigos clave incluyen a ex colegas y clientes perjudicados.
«Un castillo de naipes construido sobre una mentira». Así se ha referido el Departamento de Justicia al FTX erigido y dirigido por Sam Bankman-Fried, cofundador y exconsejero delegado de la quebrada criptobolsa, cuyo juicio penal por el colapso del ‘exchange’ ha comenzado esta semana. SBF se enfrenta a siete cargos penales después de conseguir que la acusación desestimase varios cargos: un cargo de fraude electrónico, dos de conspiración para cometer fraude y uno de conspiración para el blanqueo de capitales por el presunto robo de fondos de clientes.
Según Nathan Rehn, fiscal federal adjunto encargado del caso, ha asegurado que Bankman-Fried «mintió a sus clientes» y usó su dinero para adquirir más «dinero, poder e influencia». «Derrochó el dinero de otras personas en inversiones. Gastó ese dinero en sí mismo en todo tipo de formas. Sacó miles de millones de dólares de las cuentas de los clientes y los gastó sin que ellos pudieran saberlo», aseguró la acusación, al tiempo que subrayó el intento de «orquestar un encubrimiento» ordenando la creación de cuentas falsas en FTX y Alameda Research.
El cofundador de FTX no solo se ha declarado inocente, sino que su defensa ha girado en torno a que él no sabía nada de lo que estaba pasando. Según sus abogados, SBF actuó de buena fe, incluso cuando el negocio de la plataforma creció demasiado deprisa, y se derrumbó sin que el entonces CEO de la compañía tuviese idea de lo que supuestamente ocurría a sus espaldas. «No tenía intención de robar a nadie. No estafó a nadie», subrayó el abogado principal de la defensa, Mark Cohen. Esta postura no es nueva para SBF, quien lleva meses asegurando que no robó los fondos de los clientes.
La defensa también ha tenido que hacer frente a las declaraciones de Gary Wang, cofundador de la plataforma, quien ha asegurado que la compañía y sus altos directivos cometieron fraude electrónico, de valores y de materias primas a sabiendas y que trataron de ocultarlo. «Concedimos privilegios especiales a Alameda Research para permitirle retirar fondos ilimitados de FTX y mentimos al respecto», explicó Wang ante el tribunal. Wang se ha declarado culpable de todos los cargos y ha accedido a colaborar con la Justicia al igual que Caroline Ellison, antigua CEO de Alameda, y Nishad Singh, exdirector de tecnología de FTX.
Precisamente, la defensa de Bankman-Fried ha tratado de escurrir el bulto en Ellison, a la que acusan de no instalar suficientes medidas de seguridad para evitar el colapso de la compañía. Ellison, que mantuvo una relación amorosa en el pasado con SBF, se ha convertido en una figura clave en el proceso y se espera que sea la testigo estrella del Gobierno, ya que los fiscales aseguran que ella y «unos pocos miembros de su círculo íntimo» conocían al detalle la auténtica realidad de la empresa mientras Bankman-Fried mentía al mundo.
En este sentido, ‘The New York Times’ se ha hecho eco de unos documentos de Google escritos por Ellison desde febrero de 2022 en los que narra los momentos finales de FTX y en los que admite no estar suficientemente cualificada para el puesto. En un extracto de otro documento publicado en noviembre, Ellison reconoce que la posible quiebra de la empresa «estaba pesando cada vez más sobre mí» y que «ahora que realmente está sucediendo, me sienta muy bien que haya acabado todo de una vez».
En declaraciones a ‘NYT’, Moira Penza, ex fiscal federal, aseguró que «no parece una estrategia eficaz que el acusado eche las culpas hacia abajo, especialmente con alguien que una vez fue su pareja sentimental».
Por otro lado, otro de los testigos de la acusación ha sido Marc-Antoine Julliard, un inversor francés que perdió 134.000 dólares en la quiebra de FTX, donde abrió una cuenta en pleno mercado alcista de 2021. Julliard destacó que SBF era la «cara» de FTX y que le ofrecía confianza que varias empresas de capital riesgo hubiesen invertido en la empresa y aseguró que se creyó las justificaciones de Bankman-Fried previas a la quiebra para, finalmente, descubrir que no pudo retirar sus fondos de la criptobolsa apenas un día después. «Si yo comercio, soy responsable de mis propias decisiones. Si alguien más negocia en mi cuenta, y pierde dinero… eso no es para lo que firmé», sentenció.